Quintana Roo, miércoles 16 de septiembre de 2021. Si bien es cierto, la mayoría de los políticos se la pasan en promesas y mentiras hacia los ciudadanos, más cuando tienen cargos públicos o lo buscan; sin embargo, en esta ocasión el gobernador Carlos Joaquín González se “voló la barda” durante su presentación del “5º Informe de Gobierno” y lo peor, a pesar de su discurso falso, le aplaudieron como focas aun sabiendo que este gobierno de Quintana Roo ha sido el más nefasto y con una estadística de violencia super elevada por acuerdos con grupos delictivos que entraron de la mano.
Dentro de algunos supuestos logros del gobernador Carlos Joaquín, dijo que “jamás se hubiera recuperado la economía sino que gracias a su rigidez de cómo se manejó la pandemia, adoptando medidas temporales: quedarse en casa, suspender las concentraciones masivas, actos públicos, reducir las jornadas laborales y comerciales, aplicar distanciamiento social, la limitación de movilidad urbana, la paralización de actividades económicas, movilización de fuerzas militares y policiales, limitación de reunión, y libre tránsito”.
Sin embargo, Quintana Roo fue uno de los principales estados que se mantuvo meses en semáforo naranja por la pandemia de Covid-19, incluso se decía que estábamos en rojo por el número de personas contagiadas semanalmente. Esto gracias a la corrupción, pues las unidades del transporte público iban a su máxima capacidad y sin cumplir los protocolos de salud; los centros nocturnos de la misma manera y sin tener un control, es decir, todo lo que le generara ingresos al gobierno era permitido sin importarles la salud de los quintanarroenses.
Otras de las mentiras del ejecutivo: “de enero a junio del 2021, se crearon más de 40 mil nuevos empleos formales, lo cual significó que la tasa de desocupación según INEGI, desde el momento máximo de la pandemia se reduzca del 10.17 por ciento al 6.21 por ciento”.
Por otra parte, de acuerdo con el resultado de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) con fecha 20 de agosto, Quintana Roo se coloca en segundo lugar a nivel nacional con mayor tasa de desempleo. En tanto INEGI remarcó, de enero a junio del presente año, hubo 57 mil 162 personas desocupadas (sin empleo).
En este “5º Informe de Gobierno”, el gobernador recalcó que: “el poder es respetar la ley y servir al ciudadano, no ponerse al servicio de quiénes gobiernan, sino que somos nosotros los gobernantes y debemos estar al servicio de la gente”.
Estas palabras de Carlos Joaquín solo son de un político mentiroso, pues desde que asumió el fallido “Mando Único”, empezaron a surgir un sin número de abusos policiacos al grado que una turista murió de manos de ellos, en el municipio de Tulum. Asimismo, el caso de su esposa Gabriela Rejón de Joaquín, quien en compañía de su hermano José María Rejón de la Guerra, despojaron de 70 hectáreas a una persona adulta en Akumal, perteneciente al municipio de Tulum. A la fecha no avanza su denuncia en la Fiscalía Anticorrupción.
En lo que respecta a la libertad de expresión, el ejecutivo mencionó que en Quintana Roo no hay voces acalladas ni periodistas censurados, pero no es así, hay que recordarle que su gobierno fue partícipe en encarcelar el reportero de Tulum, Héctor Valdez Hernández, para fabricarle el delito de violación, luego que en “La Mañanera” del Presidente Andrés López Obrador, lo delató junto con su titular de la Policía Alberto Capella, de brindarles protección al crimen organizado, entre otras cosas ilícitas que se ven a la fecha y por cierto, este policía morelense sigue a la fecha mandando en la "Policía Quintana Roo", cuando se supone está separado y destituido de su cargo como secretario.
Otra víctima del gobierno, el empresario Carlos Mimenza a quien también le fabricaron un delito y detenido en la ciudad de Mérida. Esto porque en repetidas ocasiones señaló a Carlos Joaquín de delincuente junto con los diputados, a raíz de todo lo que está y sigue pasando en el Estado. De esta forma, el ejecutivo reaccionó con represalias y hoy ambos se encuentran presos.
Lo cierto, que el ejecutivo Joaquín González se voló la barda con su “5º Informe de Gobierno” como lo hizo en los anteriores que ni su familia le cree, pues dijo que su gobierno hizo: “cambio responsable, calidad institucional, transparencia, paz social, apego a la Constitución y a la ley, fuerte lucha contra la impunidad y la corrupción, políticas activas para combatir la inseguridad, el desempleo, la pobreza, la exclusión, el fin de todo tipo de violencia de género y el pleno respeto a los derechos humanos y la libertad de expresión, son el presente de nuestro estado”. De todo esto, ni la mitad existe.
Hoy Quintana Roo y en lo particular la ciudad de Cancún, está viviendo desde hace cinco años de violencia debido a la protección que les brindan a grupos delictivos que ingresaron de la mano con su gobierno y traídos por sus funcionarios de otros estados como Morelos, Estado de México, y Puebla.
En el municipio de Benito Juárez y de manera preliminar, tiene registrado más de cuatro mil ejecuciones, más de tres mil baleados, un sin número de robos de cualquier índole y sin resultado de investigación por parte de la Fiscalía, por los compromisos que tiene. Hoy los empresarios viven con miedo, pero no se atreven a decírselo al gobernador, pues sus negocios permanecen bajo rejas de herrería, con guardias de seguridad, o cámaras de circuito cerrado.
Carlos Joaquín presumió que se ha invertido cerca de tres mil 500 millones de pesos en materia de seguridad, pero en sus cinco años de gobierno, ni en lo más mínimo logró disminuir la inseguridad que se vive en el Estado y todavía “las focas” de funcionarios le aplaudieron en su informe de gobierno.
Cámaras de video vigilancia, casetas, torres móviles, patrullas y su famoso C-5 utilizado como centro de espionaje y para tomar cafecito entre los representantes de la mesa de seguridad, es dinero tirado a la basura. Además, que ninguno de los gobiernos pasados presentaron estas estadísticas horrorosas, a pesar de que no tenían toda esta tecnología que hoy presume el gobernador yucateco Carlos Joaquín.
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