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Carlos Joaquín debe dejar la gobernatura; cuatro años de violencia en Quintana Roo; ahora "le t

Durante casi cuatro años, Quintana Roo ha padecido de violencia en todas sus modalidades, a raíz que las únicas dos personas encargadas de darnos seguridad: Jesús Alberto Capella Ibarra y Oscar Montes de Oca Rosales, secretario de Seguridad Pública y fiscal General, respectivamente, mantienen un acuerdo con algunos grupos delictivos, lo que les permite privar de la libertad o de la vida libremente; la prueba está que ni los propios funcionarios del Gobierno del Estado se salvan. Minutos antes de las 13:00 horas de este miércoles cinco de agosto, se registró una intensa movilización de policías, ya que gatilleros dispararon en contra de una persona y de pasó hirieron a dos más, en la plaza “Andadores” ubicada en la calle Okot casi entronque con carretera Tulum-Coba. Una vez que llegaron los uniformados, resultó que la víctima había sido el escolta del director de Desarrollo Urbano y Ecología, Jorge Portilla Manica, además de dos civiles lesionados. La información que obtuvieron es que los sicarios eran dos e ingresaron directo en contra del policía comisionado del funcionario del estado. A pesar de que la ejecución fue a plena luz del día y de la presencia de las dichosas cámaras de video vigilancia, la Policía no logró la detención de los sicarios, y esto es una clara muestra de cómo la delincuencia puede escapar fácilmente. El titular de la Policía en Tulum, lo puso hace unos meses Jesús Alberto Capella Ibarra, y es policía de Cancún donde se desempeñaba como subsecretario. Hoy en día en Quintana Roo, ciudadanos, empresarios, políticos, funcionarios y policías, no se salvan de la violencia que desde hace cuatro años ingresó de la mano con el gobierno panista de Carlos Joaquín González, quien en ese lapso de tiempo ni en lo más mínimo ha disminuido por el gran compromiso que su gente de seguridad hizo con las mafias. Mientras tanto, el director de Desarrollo Urbano y Ecológico, Jorge Portilla, tendrá que esconderse o de plano dejar el cargo por un tiempo, porque a pesar de que no está confirmado, según que los sicarios iban por él.

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