Corrupción y tráfico de influencia en Cecytes; directivos pagan favores de campaña de Carlos Joaquín

A tres años que lleva gobernando Carlos Joaquín González, los Colegios de Estudios Científicos y Tecnológicos de Quintana Roo se han vuelto parte de la mafia del poder, a raíz que están sirviendo de refugio de personas que apoyaron en su momento, en campaña al ejecutivo. Estos trabajadores, además que no hacen nada, les dieron plazas de jefes sin tener conocimiento de sus labores. De acuerdo a la información que nos proporcionaron docentes de dichos planteles educativos, los cabecillas de esta mafia de poder en los Cecytes son: Javier Castellanos May, director Administrativo de Finanzas con base en la ciudad de Chetumal; Juan José Ortiz Cardín, director general; ambos bajo la complicidad de la dirigente sindical, Cristina Berlanga Manríquez. Los denunciantes recalcaron, que al menos 50 personas tienen identificados a quienes acomodaron en diversos Cecytes. Entre los cargos que les otorgaron, coordinadores de maestros y jefes de mantenimientos (mujeres y hombres), a pesar que desconocen de sus labores, el cual finalmente es otra persona que termina haciendo su trabajo. Asimismo, también acomodaron en el área administrativo donde descaradamente, estas personas se las pasan hablando por teléfono celular parte del día o simplemente desaparecen del plantel. Un ejemplo fue Rolando Alvarado Vázquez, a quien lo nombraron coordinador de docentes en un Cecyte de la ciudad de Chetumal, con un sueldo de 19 mil pesos quincenales, y luego por indicaciones del gobernador, fue candidato a diputado en la campaña pasada por el partido “Confianza por Quintana Roo”. Estos beneficios los obtuvieron los amigos y familiares de Javier Castellanos May, director Administrativo, y Juan José Ortiz, director general, quienes apoyaron en la campaña de Carlos Joaquín González. Los denunciantes, señalaron que estas irregularidades vienen arrastrando desde el año pasado y todavía siguen acomodando personas en los Cecytes, además, en su momento se lo hicieron llegar a la dirigente sindical, Cristina Berlanga Manríquez; sin embargo, ha demostrado que es parte de la corrupción y tráfico de influencias en el gobierno del estado, ya que no mete las manos por sus agremiados, aún cuando hay muchos que tienen años en el sistema y no los han ascendido y con un raquítico sueldo.

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